viernes, 10 de noviembre de 2017

11 noviembre, San Martín de Tours, en la Comunidad Cristiana de San Martín del Castañar



UNA FIESTA PARA NUESTRO PUEBLO

La comunidad cristiana parroquial de San Martín en San Martín del Castañar de nuestra diócesis salmantina celebra como cada 11 de noviembre su fiesta patronal. San Martín de Tours, santo europeo y universal, por influencia de la repoblación medieval francesa,  dio nombre a este bello paraje de la Sierra de Francia.
Esta fecha de noviembre está marcada hondamente en los corazones de los sanmartinejos que viven en la localidad, y también en aquellos que lo recuerdan desde sus lugares de vida y trabajo en otros puntos de la geografía salmantina, española y universal.
Ya la tarde víspera de la fiesta resuenen salmos en el rezo de vísperas de la parroquia, y al atardecer, cantos por las calles, homenajeando al santo patrono.
En la mañana del 11, reunidos los feligreses por la música de flauta y tamboril, celebramos la Eucaristía patronal en la iglesia parroquial a las 12 h. Momento oportuno para orar juntos a nuestro Señor Jesucristo. Que la intercesión de San Martín haga posibles nuevas maneras de "partir la capa con el pobre", con los pobres de hoy, fortaleciendo nuestro seguimiento en una comunidad cada vez más de Jesucristo, más de su reinado de amor. También uniéndonos más como vecindario en la localidad. También uniéndonos mejor a través de la Iglesia Diocesana, incluido el vínculo y cariño a nuestra Parroquia del mismo nombre en la ciudad del Tormes, al lado de la Plaza Mayor. Y con una súplica final: reconocer la propia vida como un regalo y un don para los demás, redescubriendo a diario nuestra “vocación”, escuchando la llamada que Dios hace a la vida familiar, religiosa y sacerdotal. Como hizo San Martín en los diversos momentos de su intensa vida.
Al finalizar la Eucaristía los fieles, embozados en capas castellanas, acostumbran a portar la imagen del patrón para caminar en procesión por las calles laterales de la iglesia. A esta fiesta, anteriormente de mayor relumbrón, se añade el convite vecinal al compás de flauta y tamboril. Y se aprovecha para felicitar a los mayores del municipio y agradecerles su longeva vida en la comida homenaje.


¿QUIÉN ES MARTÍN?

Recordemos brevemente la figura de San Martín de Tours. En la biografía del santo es común rememorar el episodio en que, cabalgando envuelto en su amplio manto de guardia imperial, encontró a un pobre que tiritaba de frío. Con gesto generoso cortó su manto y le dio la mitad al pobre. Por la noche, en sueños, vio a Jesús envuelto en la mitad de su manto, sonriéndole agradecido.
Martín, hijo de un tribuno romano, nació en Sabaria, en Panonia (Hungría actual), hacia el año 315. A los quince años ya vestía el uniforme militar. El episodio del manto hay que colocarlo en este periodo. Por eso sabemos que la gran alegría de su vida fue conocer la Buena Noticia de Jesucristo. Cambió radicalmente lo que buscaba en la vida. A eso de los 18 años recibió el bautismo y abandonó la milicia para seguir a San Hilario de Poitiers, su maestro en la fe cristiana.
Después de un breve noviciado de vida eremítica en la Isle Galinaria, Martín fundó dos monasterios: Ligugé, el más antiguo de Europa, y Marmoutier, que se convertiría en un gran centro de vida religiosa.
Después del paréntesis contemplativo, siguió el activo: Martín, elegido obispo de Tours, se convirtió en el grande evangelizador de Francia. Había sido, como dicen de él, “soldado sin quererlo, monje por elección y obispo por deber”. En los 27 años de vida episcopal se ganó el amor entusiasta de los pobres, de los necesitados y de cuantos sufrían injusticias. A esto también debemos sumar que no era bien visto por algunos de su clero que querían vivir tranquilamente. De hecho fue acusado por un sacerdote llamado Bricio. Su respuesta fue proverbial: “¿Si Cristo soportó a Judas, por qué no debería yo soportar a Bricio?”
Murió el 8 de noviembre del año 397 en Candes, durante una visita pastoral. Sus funerales, que tuvieron lugar tres días después, y fueron una verdadera apoteosis. Por eso tenemos en el recuerdo celebrativo el día 11. Se puede considerar como el primer santo no mártir con fiesta litúrgica. En el mundo agrícola esa fecha quedó como punto de referencia en los contratos de arrendamientos, de terrenos, de compraventas, etc. “El nuevo vino se bebe en San Martín”, se dice todavía hoy en muchas regiones de Italia y Francia. Y en castellano los refranes referidos a San Martín son numerosos… ¿Sabes alguno?...


LITURGIA DE LAS HORAS, VÍSPERAS

San Martín De Tours, 11 noviembre.
Liturgia de las Horas. Oficio de Vísperas.
San Martín de Tours, obispo, memoria obligatoria

Vísperas

+En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu santo. Amén.
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro Cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmo 14: ¿Quién es justo ante el Señor?
Antífona: ¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: ¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las fatigas ni vencido por la tumba, que no tembló ante la muerte ni rechazó la vida!

Salmo 111: Felicidad del justo
Ant: Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehúyo el trabajo; hágase tu voluntad.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehúyo el trabajo; hágase tu voluntad.

Apocalipsis 15, 3-4: Himno de adoración
Ant: El obispo san Martín partió de este mundo, y ahora vive glorioso con Cristo, como gloria de los sacerdotes.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El obispo san Martín partió de este mundo, y ahora vive glorioso con Cristo, como gloria de los sacerdotes.

Lectura (1P 5,1-4)
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

V/. Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
R/. Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V/. El que entregó su vida por sus hermanos.
R/. El que ora mucho por su pueblo.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. Este es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

Cántico Evangélico
Ant: ¡Oh bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a Cristo rey y no temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin haber sido separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido, sin embargo, la palma del martirio!
(Se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: ¡Oh bienaventurado pontífice, que amaste con todo tu corazón a Cristo rey y no temiste los poderes de este mundo! ¡Oh alma santísima, que, sin haber sido separada de tu cuerpo por la espada del perseguidor, has merecido, sin embargo, la palma del martirio!

Preces

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice a favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor

– Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,
haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor

– Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,
santifica por su intercesión a tu Iglesia con una purificación continua

– Tú que en medio de los fieles consagraste a los santos pastores y por tu Espíritu los dirigiste,
llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo

– Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti

– Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos por quienes entregaste tu vida.

Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Oración final
Oh Dios, que fuiste glorificado con la vida y la muerte de tu obispo san Martín de Tours, renueva en nuestros corazones las maravillas de tu gracia, para que ni la vida ni la muerte puedan apartarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
El Señor Todopoderoso nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.