viernes, 18 de mayo de 2018




MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

Este 21 mayo 2018, primera vez que se celebra la memoria de la “Virgen María, Madre de la Iglesia”.

El papa Francisco, a través de un Decreto de la Congregación para el Culto Divino, ha establecido que la memoria de la “Virgen María, Madre de la Iglesia” se celebre cada año. “El Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año”. “Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos”. Recogemos los TEXTOS DE LA MISA para orar:

Oración colecta

Oh, Dios, Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en la cruz, proclamó a santa María Virgen, su Madre, como Madre también nuestra, concédenos, por su cooperación amorosa, que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus hijos y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA. Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 1, 12-14

Después de que Jesús fue levantado al cielo, los apóstoles volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban: Pedro y Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. /Palabra de Dios. /Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 86)

R/ ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

V. Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sion
a todas las moradas de Jacob. R.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

V. ¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
Se dirá de Sion: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».

V. El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».

Aleluya. ¡Oh, feliz Virgen que engendraste al Señor! ¡Oh, Bienaventurada Madre de la Iglesia, que infundes en nosotros el Espíritu de tu Hijo Jesucristo!

EVANGELIO Jn 19, 25-34

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. /Palabra del Señor. /Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración de los fieles (384)

Unidos a María, figura e imagen de la Iglesia que un día será glorificada, presentemos nuestras oraciones a Dios Padre en favor de todos los hombres.
- Por la Iglesia, pueblo de los creyentes: para que en todos sus miembros sea llamada dichosa por haber creído que la Palabra de Dios se cumplirá. Roguemos al Señor.
- Por todos los que lo han dejado todo para seguir a Cristo: para que sepan, como María, escoger la mejor parte y entregarse totalmente a lo único necesario. Roguemos al Señor.
- Por los jóvenes y los adolescentes: para que aspiren siempre a realizar en su vida ideales de pureza y caridad, imitando a la siempre Virgen María. Roguemos al Señor.
- Por los que han perdido a los que aman: para que encuentren en María el afecto y la protección de una madre que recibió esta misión de su Hijo en la cruz. Roguemos al Señor.
- Por los matrimonios y las familias cristianas: para que sean escuela de amor y aprecio a la vida frente a quienes, como Herodes, quieren la muerte de los inocentes que todavía no han nacido. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros: para que sepamos conservar todo lo referente a Cristo y al reino de Dios, meditándolo en nuestro corazón. Roguemos al Señor.
Padre de bondad, que estos deseos que te presentamos encuentren eco en tu amor generoso, y que nos ayude la intercesión poderosa de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas

Acepta, Señor, nuestras ofrendas y conviértelas en sacramento de salvación que nos inflame en el amor de la Virgen María, Madre de la Iglesia, y nos asocie más estrechamente a ella en la obra de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la comunión

Después de recibir la prenda de la redención y de la vida, te pedimos, Señor, que tu Iglesia, por la intercesión maternal de la Virgen, anuncie a todas las gentes el Evangelio y llene el mundo entero de la efusión del Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.